Mirar, leer y escuchar...



viernes, 17 de septiembre de 2010

Últimos suspiros del riachuelo

Desciende la bruma
como un vidrio esmerilado
sobre el riachuelo.
¿Qué manos habrán construído
esos barcos oxidados
que se hunden lentamente
en la sopa de sus aguas,
espesas como la sangre,
sucias como la indiferencia?

En vano se esfuerza la luz
por penetrar esa nata marrón.
En vano se esfuerzan mis ojos
por ver reflejada mi imagen
en la tela mugrienta
de ese líquido olvidado.

Una rama verde respira
por milagro divino
a orillas de ese río hirviente,
digno de una escena en La Divina Comedia.
Depósito de estertores
de las almas que ha albergado.
Moribundo fluído
que pide a gritos ¡oxígeno!
y fabrica barrera densa de aroma
que quisiéramos olvidar.

Ningún mortal percibe
al pasar a su lado
que sus aguas cuajadas emiten
sonidos lánguidos y piadosos,
raras frecuencias que genera
la muerte próxima...
¡Oid!
Son los últimos suspiros del riachuelo.