
Atenta y feliz,
abiertos los poros,
repleta de anhelo...
te espero.
Deseosa y temblando,
en aguas hirviendo,
sin voz, sin aliento...
te espero.
Te espero y sucumbo
y revivo y me entierro.
Y así, en devenires
de estío y de invierno,
dispuesta a tu cuerpo
te ansío y te espero.
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