La luna derrama su plata
en tu espalda.
Tu pecho se apoya en mi pecho
y ensaya poemas
de piel y de huesos.
Tus dedos presionan mis curvas
y marcan senderos
de luz y destellos.
Tu boca se posa en mi boca,
destila su almíbar,
pincela tu lengua
un paisaje lunar.
Y dice tu boca,
entre tantas cosas...
esas dos palabras
que quiero escuchar.
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